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Conociendo a Mass Effect: Andromeda


¿De verdad merecía tanto odio?

Hay algo que no me gusta cuando se trata de trabajar con videojuegos y libros, y es la “idea” que se puede hacer de uno de éstos usando de base unos cuantos comentarios. Los comentarios se pueden generalizar y al final hacer una terrible reputación sobre cualquier cosa. Pasa constantemente con el cine. Hay películas que parecen ser mejores cuando uno habla de ellas que cuando se ven en el cine. Cuando salió El renacido, escuché a un amigo hablando mal de su experiencia con ella, y otros le respondieron “¿seguro que vimos la misma película? Yo la recuerdo asombrosa”.

¿Pasa esto con los videojuegos? Sí, y mucho. Yo no entendía qué era lo que todos veían de Gears of War. Pareciera que la tarea de los influencers está muy bien hecha, porque todos creen que lo que dicen es verdad. Por eso muchos aman y odian a Maincraft o desean cada artículo de Zelda que pueda aparecer en el mercado.

Y cuando salió Mass Effect 3, hubo un problema que yo nunca encontré, pero que a muchos hizo enloquecer: el final. Investigando, logré entender que unos cuantos se enojaron porque los finales son muy “cerrados” o “muy definitivos”, además de que daban la posibilidad de todo hubiese sido un sueño o que el, o la, comandante Shepard, se encontrara dentro de una ilusión provocada por los Reapers.

De primera mano pude hablar con alguien que decía que el juego era horrible, y cuando le pregunté por qué lo creía, me respondió diciendo que todos lo decían. Le pregunté si él lo había jugado, y su respuesta fue “nunca he tocado uno”.

Pasaron cinco años, y tenemos un nuevo miembro de la franquicia. Andromeda prometía mucho desde su aparición sorpresiva en un E3, y la fanaticada se volvió loca en ese instante. Luego llegaron algunos videos, uno de ellos con la voz de la Comandante, y la expectativa creció cuando nos enteramos de que la siguiente entrega sería en otra galaxia, seiscientos años en el futuro. En verdad, nadie sabía qué podía ocurrir, y todas las teorías eran irracionales en ese momento. Y cuando se dio fecha de salida, y una vez pasada la emoción inicial, me dije “lo hicieron demasiado rápido”.

Un día anunciaron que trabajaban en él, otro que saldría pronto, y cuando salió, se notó que faltaba trabajo.

Recientemente lo pude probar, por fin. No lo pude conocer en su momento, pero por fin pude tenerlo en mis manos, con los correspondientes parches de reparación en el software. Y, como siempre, hizo que nacieran muchas preguntas en mí:

¿Por qué tanto escandalo?, ¿por qué le vibran los pómulos al Pathfinder? Se ve muy bien, ¿qué pasó para que tanta gente lo odiara? ¿En dónde están los Quorianos? ¿Qué habrán sentido al abandonar toda la vida que conocían y no tener ninguna posibilidad de vovler a ella? ¿Shepard sabía de esto? ¿Estos Krogan se podrán reproducir?

Como pueden ver, después de un rato olvidé que estaba atento a los gráficos y que esperaba que fallaran o que ocurriese que uno de los personajes girara el cuello igual que la niña del Exorcista. Sara Ryder no tenía esa mirada autista de la que todos se burlaban y la gente no caminaba hacia o a través de las paredes de las naves.

Por supuesto, lucían raros. A veces, los personajes ambientales, parecían haber sido sacados del Assassin´s Creed 2 por carecer de texturas y en una ocasión, todo el escenario aparecía conforme yo me movía, dando a entender que Descartes tenía razón y que lo que mis sentidos no detectaban, no existía.

Pero dije “está bien, juego, te perdono”. No me forcé a mí mismo para dejarme engañar por él porque su narrativa fue suficiente como para sentirme interesado por todo lo que ocurriese en la historia de Sara Ryder (así es, yo elegí a la chica, no al chico que tiene ese peinado que me desespera).

No es el mejor juego que he jugado, pero sí uno de los que más he disfrutado. Obviamente no lo compararía con Unchearted 4 porque no llega a ese nivel de cuidado ni por asomo. Mucho menos es un The Last of Us o un Bioshock: Infinite en cuestiones de narrativa, pues parece que hay ocasiones en las que trata de no abrumar a los nuevos exploradores de la franquicia. Lo compararía con los Assassin´s Creed, o sea que no son lo mejor que hay, pero igual son muy, muy buenos.

Tal vez el peor error de Mass Effect: Andromeda es haber sido hecho por un equipo muy mal organizado. Las historias que se cuentan sobre cómo fue hecho y los problemas personales de los diseñadores y programadores, hacen que uno se cuestione si todo está bien en Electronic Arts.

Lo bueno es que esos problemas técnicos que tanto hacían reír, ya fueron solucionados. Los parches lograron reparar la mayor parte de los problemas, excepto los que están relacionados al hardware directamente, pero los enemigos y los compañeros ya no caminan en el aire y las nubes ya no son color violeta. Las facciones faciales fueron reparadas y, lo más importante para mí, los compañeros del Pathfinder ya no parecen haber sido poseídos por Satanás.

Lo malo es que la primera impresión nunca se olvida, y que muchos de los videos en donde se habla mal de él, fueron más populares que las publicaciones de las reparaciones.

Sin embargo, esto nos da una idea del camino que está tomando la industria, en donde es más importante sacar el producto, que haberlo refinado. Podrían aprender un poco de Ken Levine. Retrasó un poco a Bioshock: Infinte, pero lo que tuvimos en las manos fue asombroso.

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