La estética de Metal Gear Solid

A veces los héroes no son tan perfectos como las leyendas que los rodean

Big Boss

Si existe un juego que ha reinventado la narrativa interactiva, al leer su portada dirá: “Metal Gear”. Hideo Kojima ha creado la ficción más completa en este rubro, y ha mantenido la calidad de su obra desde la primera entrega en 1987 hasta el día de hoy que estrena el final de toda la saga.

La fama de Metal Gear y Kojima se debe al perfeccionamiento empleado en cada producto individual, en el inconmensurable valor artístico que la obra contiene, así como en los mecanismos con los que se cuenta el relato. Se trata de juegos de sigilo, o al menos ese es el pretexto para introducir cuestiones tan delicadas como las operaciones secretas durante la guerra fría, o tópicos como la economía en las guerras. Lo interesante radica en que tanto Kojima como la empresa que posee los derechos (Konami) son de origen japonés, por lo que obtendremos la visión de un extranjero ante las problemáticas mencionadas, apartándonos de la conocida postura occidental ante esos asuntos.

Pero Metal Gear es mucho más que eso, dado que el equipo desarrollador ha encontrado el punto ideal combinando rasgos occidentales con orientales a la hora de crear cada entrega, realizando historias absolutamente dramáticas, heroicas y patrióticas que no caen en lo absurdo y se disfrutan desde cualquier continente. El detalle de los personajes es único, dotando a cada uno de ellos con una personalidad propia, inconfundible y original. La trama contiene los giros necesarios para ser tan fresca, cruel o cruda cómo los guionistas deseen, y el arte visual implementado es de tal calidad que pone en tela de juicio si debemos cambiar la valoración artística que los videojuegos reciben. Por si fuera poco, las mecánicas de juego son tan complejas y particulares que no existe algún título del género que se le compare en lo absoluto.

El día de hoy, Kojima y Konami cierran una de las sagas más importantes, queridas y respetadas de la historia, con un juego que sin temor a errar, marcará un antes y un después en la industria. No queda más que agradecer por todo el esfuerzo y amor transmitido a lo largo de los años.

Videojuegos que hablan por sí mismos, y que merecen más atención de la que ya disfrutan.