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Jessica Jones: la serie de Netflix que refleja una triste sociedad


Netflix podría ser el HBO del futuro si continúa produciendo series como Jessica Jones. Por desgracia, es probable que mueran o se muden (y cambien de estilo), con el nacimiento del sistema de streaming de Disney. Sin embargo, en 2015 llegó a las pantallas, gracias a Melissa Rossemberg, la historia de una detective privada con problemas de alcohol y síndrome postraumático. Jessica Jones nos enseñó que el mundo al que nos enfrentamos, el de nuestra vida diaria, puede ser más peligroso y crudo que al que se enfrentan los Vengadores.


No conozco su historia en los comics más que por su breve mención en la “Era de Ultron” de 2014, y creo que mencionar algo buscado en Wikipedia podría ser de mal gusto. Este es el primer acercamiento a Alias para mí. Aunque he de decir que este personaje me recuerda bastante al Comedian de Watchmen.

Aunque sí se hace referencia a los comics


Jones, desde un inicio, se nos presenta como una mujer con una vida desorganizada. Tiene una pequeña agencia de detectives con la que consigue casos relacionados, casi siempre, a infidelidades. Persigue a esposos con su cámara y espera a que se encuentren con sus respectivos amantes. Esa es su única fuente de ingresos hasta que se le pide que encuentre a una joven llamada Hope. En el proceso se da cuenta de que este caso tiene características muy similares a eventos que habían ocurrido en su propia vida, tiempo atrás.


Un viejo enemigo apareció. Kilgrave, un hombre capaz de hacer que los demás obedezcan sin objeción, vuelve a después de que Jessica creyera que lo había eliminado. Es aquí donde se le presenta al espectador una historia de una mujer que busca escapar y enfrentarse a un pasado lleno de un tema muy cruel, pero tristemente común en nuestros días; violación.


Kilgrave (cuyo verdadero nombre se revela cuando al espectador se le presenta su triste origen) cree que nadie lo puede tocar, que nadie puede enfrentarlo y ganar. Camina por ahí sin problemas y, si es de su antojo, puede hacer que todos en un restaurante lo obedezcan y se ahorquen. O que maten por él. Es muy similar a como actúan los miembros de grupos narcotraficantes en México. Por eso, como reflejo de nuestra sociedad, esta obra cobra más importancia.


Jessica fue obligada a obedecerlo en todos sentidos. Lo acompañaba y lo besaba cuando él se lo pedía; y por referencias del mismo Kilgrave, hicieron “más que eso”. Por eso, nuestra protagonista parece estar atormentada todo el tiempo. Luce enojada y distante con todo aquel que parece ofrecerle ayuda. Trata de ayudar a los demás, pero no puede hacerlo abiertamente, como lo hacen los otros héroes de su mismo universo. Lo hace desde las sombras, a su modo.


Es interesante ver cómo presenta características bastante reales de algunos casos de abusos, secuestros y violaciones. Jessica, más que odio, parece tener vergüenza de sí misma. Lo que pasa en muchas ocasiones es que la víctima quiere que nadie sufra lo que ella, porque cree que, por un descuido, desinformación o, como es este caso, debilidad, fue capaz de caer en una situación como esta. (Y es peor en México, en dónde las autoridades culpan a las victimas).


En la mente de Kilgrave, todo lo que hace y ordena, está bien, o por lo menos tiene lógica. Eso es aún más preocupante, pues la idea de tener a una mujer contra su voluntad es algo perfectamente normal, y correcto. Y es peor cuando nos enteramos de que lo ve como un acto de amor.


Da miedo, ¿no? Kilgrave es un monstruo y debe ser eliminado, incluso, con tantos factores en contra, como autoridades que no toman en serio el caso o secuaces con esta forma de pensar implantada por todos lados. Es para preocuparse saber que muchas personas, millones en el mundo, están en esta situación exacta. Jessica Jones tiene super fuerza, pero los humanos normales de nuestro mundo sólo tienen amigos (o a veces ni eso) para lograr vencer al sólo recuerdo de estos eventos.


Es preocupante ver que incluso Disney y Netflix son conscientes de esta situación. Por tener una serie con esta idea de base. Hay otros personajes, como Trish, la mejor amiga de Jessica y antigua estrella infantil; Malcom, un vecino que tiene problemas con las drogas, pero que tiene buenas intenciones; Hogarth, una abogada de gran prestigio que busca con desesperación separarse de su antigua esposa; y Luke Cage, el que tal vez sea el más importante por su relación con Jessica y su subsecuente protagonismo en su serie homónima. Todos, de alguna forma, parecen sufrir con las acciones autodestructivas de Jessica en su cruzada por salir de sus problemas traumáticos.


La serie nos muestra un personaje en el mismo universo que los Vengadores. O sea, mientras ellos están en otro lado, contando chistes y venciendo villanos planos y poco trabajados, Jessica (junto con Matt Murdock y Luke Cage) vaga por Nueva York en la búsqueda de una confrontación con un personaje peligroso. El problema con esto es que no parecen ser parte del mismo universo. Se ha explicado que no viven ni cerca estos personajes, pero eso no parece responder por qué la Nueva York en donde el nombre de Stark es uno muy conocido, nunca se ve en la televisión o en anuncios de la calle. ¿O tal vez nos está diciendo que los vengadores son ricos, mientras que los Defensores son seres más normales con problemas más reales? En este caso, puedo pensar que este segundo grupo es más heroico que el primero.


En verdad, los problemas de Tony Stark parecen reducirse a problemas que sólo le competen a él y a su compañía. Creo que hay más gloria en enfrentarse a un psicópata con tendencias de violación y a mafiosos que tienen barrios completos como rehenes.


Un problema más latente en esta serie es que empeñan demasiado en recordarle al espectador que se estén compartiendo el escenario con estos otros personajes, haciendo que la trama tenga momentos innecesarios en los que Jessica explica que hay otros con poderes, o que haga referencia a momentos como los vistos en la primera película de los Vengadores.


Otro problema, muy grave, son las actuaciones de algunos personajes. Kristen Ritter (muy conocida por ser la mala influencia para Jesse Pickman de Breaking Bad) hace su trabajo bastante bien, igual que Mike Colter como Luke Cage y David Tennant, pero los demás parecen tener momentos en los que necesitaban más cocaína, porque su desgana era notable. Aun así, sí se les puede creer. En general, todos hacen bien su trabajo.


Es una serie “pesada”, por dos razones: La trama tarda un poco en agarrar vuelo. Jessica Puede ser molesta, pero se puede comprender su forma de ser conforme se va avanzando en la historia. Incluso se le puede perdonar si alguna vez hizo algo que nos molestó. Y, cuando agarra fuerza la trama, parece que los guionistas y directores de Disney dejaron que los de Netflix trabajaran con total libertad, al exponer la violencia y crueldad de la que es capaz de producir alguien como Kilgrave. Esto puede verse como algo bueno, pues hace ver que el villano es más peligroso que nunca y que Jones tiene muchos retos por resolver.


Tiene momentos muy buenos, que hacen ver el lado bueno y malo de un mundo cruel y realista. Incluso al final, cuando parece ir todo bien, la protagonista entiende que este sólo es el principio de una complicada vida. Esta serie podría vivir por separado de sus hermanos, e imponerse para lograr trascender como una de esas series profundas y de culto, como Westworld y Black Mirror.


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