Music for Gaming: Mi experiencia en el Gamers Concierto
La música tiene poderes increíbles. Es capaz de sacar a flote nuestros sentimientos más profundos y puede cambiar nuestro estado de ánimo en un segundo. No es diferente en los juegos de video. Aquí la música es de suma importancia. Puede volver épica una escena de batalla, agregar dramatismo a una revelación, felicidad tras una hermosa historia, melancolía por el pasado olvidado y, sobre todo, hacernos derramar lágrimas de felicidad o tristeza con hermosas composiciones.
Por azares del destino obtuve dos boletos para un concierto de videojuegos en la ciudad de Querétaro: se presentaba la Orquesta Filarmónica Pop de México en beneficio de un conservatorio.
Mientras esperábamos el inicio del concierto escuchamos música de Mario Bros., The Legend of Zelda, Pokémon e incluso una melodía de Persona 5 y Shadow of the Colossus. Estas melodías me regresaron al pasado, a cuando me sentaba en el suelo, o sobre una patineta, para jugar Mario 64 y Ocarina of Time.
El auditorio estaba más o menos a la mitad de su capacidad, aunque me hubiera gustado ver a más gente interesada.
Eventualmente escuchamos la tercera llamada y nos recibieron con el tema principal de Game of Thrones, un tema increíble para recibir al público y mostrar la clase de música que nos esperaba durante la noche.
A continuación, escuchamos el tema del primer mundo de Super Mario Bros; Un tema simple pero lleno de recuerdos y emociones, reconocible por todos. Adicionalmente, interpretaron las versiones del tema subterráneo y de los mundos acuáticos. Y, aunque odio el agua, el tema me gusta y me volvieron las ganas de jugar Mario una vez más.
Saliendo un poco de la temática de la noche, interpretaron temas de anime. Entre ellos una pieza de “El castillo vagabundo” y “Lilium” el opening de Elfen Lied. Sólo pude reconocer Lilium debido a que no he visto el castillo vagabundo.
Hasta este momento mis emociones seguían bajo control, pero todo cambió cuando empezaron las piezas de The Legend of Zelda. Primero el tema principal, que ya se considera leyenda de la mano de Koji Kondo, hasta que finalmente derramé la primera lágrima con el tema de introducción de Ocarina of Time. Volví a la época en la que todo lo que me preocupaba era volver a casa y encender la consola para explorar Hyrule. Era pequeño y no sabía qué hacer; era feliz dando vueltas sin rumbo y viendo como mi tío avanzaba la historia.
Siguiendo, pudimos escuchar algunos temas de Pokémon y aunque no he jugado ninguno, pude reconocer algunas melodías, como la del equipo Rocket.
Escuchamos también temas de Kirby. Es imposible no quererla y tampoco lo es no disfrutar de cada pieza de su banda sonora. Una composición digna del héroe de Dreamland.
Para el último bloque escuchamos un tema de Halo que, aunque no es un juego de mi gusto, pude disfrutar.
Después, un tema memorable y capaz de transmitir una extraña mezcla de emociones; Felicidad, tensión, desesperación y alivio: El tema de Tetris, aquel juego de acomodar bloques para sobrevivir. ¿Quién no recuerda a los “monitos” bailando en la pantalla de resultados?
Finalmente, nos ofrecieron el tema de Assassin's Creed III y curiosamente es el único que he jugado. Volví a cabalgar por los bosques de Estados Unidos, viajando entre Boston y New York. Recordé lo que era ser parte de la orden de asesinos y la eterna lucha contra los templarios, y, por supuesto, la batalla de Connor Kenway contra su propio padre.
Así comprobamos que la música es increíble. La comunidad de videojuegos está muy dividida gracias a la “guerra de consolas” y fans radicales, pero aún con ellos no se pudo evitar que todos nos uniéramos para aplaudir durante la melodía de Tetris.
Nuestros gustos pueden ser muy diferentes, nuestro genero favorito puede ser odiado por otros, nuestra consola podrá no ser la mejor, pero hay algo que nos une a todos y es el amor que le mostramos a nuestro hobby.
No dejen que una opinión arruine eso que tanto aman, sólo disfrútenlo por aquello que es y compártanlo con el resto. Podrían conocer nuevos amigos.