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Fatalis: la última actualización de Monster Hunter World: Iceborne

La última actualización de Monster Hunter World: Iceborne está aquí y no puedo hacer otra cosa mas que mirar atrás y recordar el largo camino que he recorrido al lado de grandes cazadores y amigos. Ahora estamos en la recta final y quiero compartir mi vida después de este juego.

Año 2017 estábamos maravillados de visitar el nuevo Hyrule, nos asombramos viajando junto a Aloy, sufrimos con las historias de 2B, 9S y A2, y nos emocionamos por jugar Monster Hunter XX en nuestros 3DS (guiño, guiño). Pasé buenos días jugando con mis amigos y con un pobre parche al inglés y el traductor de Google. Esperábamos con ansias la E3 y los anuncios de switch con la esperanza de ver la localización de Monster Hunter XX, pero recibimos el tráiler de un juego totalmente diferente en la conferencia de Sony. Un bosque lleno de vida y con cierta sensación de conocerlo. Enfrentamos a una especie Tiranosaurio y de pronto bajó del cielo una criatura de color rojo que, junto con la música, dibujó una gran sonrisa en el rostro de todos los cazadores. Estábamos frente al regreso de Monster Hunter a la familia que lo vio nacer. Monster Hunter World abrió las puertas del nuevo mundo a novatos y veteranos por igual. Aquellos que jugaron desde el maravilloso PlayStation 2 y los que empezaron en la transición a portátiles de Nintendo, todos queríamos viajar a este nuevo continente.


Tuve la suerte de probar la primera beta en diciembre de ese mismo año, solo y al lado de tres grandes amigos. Logramos vencer a tres de las cuatro bestias, pero el Nergigante siempre acabó con nosotros y esa derrota me acompañó hasta el día de lanzamiento. Empecé jugando solo por la falta de plus y en ese tiempo la orden de Fufi aún no se había formado. Recuerdo que hablamos del juego en nuestras reuniones y lo genial que era. Cuando un amigo lo acabó se guardó todos los secretos para no arruinar la experiencia y así todos seguimos. No entré al modo Online hasta después del final del juego y de sentirme cómodo con mi build. Poco a poco conocí mucha gente en el juego, cazábamos por la emoción, por las armas, por el equipo.












Hubo una época en la que acostumbré a responder tantas SOS como pudiera, me divertía ayudar y jugar con gente de todo el mundo, un día después de una misión recibí un mensaje y una invitación a un squad, era un grupo de Italia y me quedé con ellos por un tiempo. Fue mi primer squad y aún hoy los visito de vez en cuando para jugar un rato.

Hasta ese entonces solo jugaba con un pequeño grupo de amigos que conocí por la escuela y el Smash, me divertía mucho ir con ellos y quejarnos por lo rotos que estaban los nuevos monstruos o reírnos de aquel que moría contra un Gran Jagras. Pero seguíamos siendo pocos, alrededor de cuatro personas y poco a poco nuevos amigos iban llegando y finalmente tres de mis mejores amigos arribaron al nuevo mundo y creamos un squad, “La Orden de Fufi” había nacido y jugar con ellos se volvió rutina. Aprendí a usar Hunting Horn para cuidar a mis amigos cuando recién empezábamos, juntos acabamos su historia y empezamos a farmear cosas para el endgame. Aunque la Orden es mi squad principal, a veces hablo con los demás y como si fuéramos viejos compañeros de armas, volvemos para cazar juntos una vez más.





Cada batalla que luchamos nos hizo crecer, aprendimos de nuestras derrotas y entendimos que no importa de donde seamos, siempre habrá un cazador dispuesto a darnos una mano.

A lo largo de estos casi tres años hemos recibido un juego de calidad. En un mundo lleno de micro transacciones, Monster Hunter nos dio alrededor de diez actualizaciones con uno o dos monstruos nuevos totalmente gratis y cada uno de ellos ha cambiado la forma de jugar.

Primero vimos el regreso del Pepino del viejo mundo. El Deviljho llegó e inmediatamente empezó a comer Jagras y molestarnos en nuestras cacerías. Sus espadas dobles fueron mi equipo preferido por casi todo el endgame y fue con ellas que vencí al Behemoth.


Después recibimos a la Reina de Oro. Kulve Taroth su armadura se convirtió en el meta por un tiempo y sus armas elementales nos dejaron jugar con nuestras habilidades. Con ella aprendimos que no estábamos solos, había otros quince compañeros peleando nuestra misma batalla y nadie abandona a un cazador.


La siguiente fue otro Elder Dragon del viejo mundo, Leona de Fuego. La Lunastra llegó para rompernos la cabeza y derretirnos con su maldita Super Nova. Pero también nos entregó algunas de las mejores armas. Gracias a ella aprendí a usar la Charge Blade.


Luego recibimos al primer visitante de otro mundo. Final Fantasy XIV obtuvo uno de nuestros Rathalos y nosotros pudimos enfrentar a su Behemoth. Fue el primer monstruo que rompió el juego y nos introdujo a un ataque de aniquilación total. Fue el monstruo más difícil de ese entonces, incluso nuestros devs recomendaron tomar roles como en los RPG. Así aprendimos a apoyarnos y tomar cada oportunidad para hacer un buen daño. Ese día no dormí hasta vencer a la bestia. Y como recompensa obtuvimos la armadura que sería meta por un buen tiempo.


Y el monstruo que cerró el juego base fue el Ancient Leshen. Una colaboración en la que Geralt de Rivia y Cirilla Fiona visitaron nuestro mundo. Sí, el Behemoth nos rompió el juego, pero el Leshen puso de cabeza todo lo que sabíamos. Fue el monstruo más difícil del juego base y muchos lo odiamos, yo lo odio hasta hoy y solo lo he cazado tres veces. Pero fue suficiente para conseguir las mejores espadas dobles del momento.

Después nos sorprendieron con la expansión de Iceborne. Todos estábamos emocionados de los nuevos monstruos y queríamos que nuestro favorito volviera. En los primeros trailers vimos pistas de ellos, una ráfaga roja nos indicaba al Nargacuga, un rugido desgarrador nos alertaba del Tigrex, un corte al rojo vivo nos mostró al Glavenus y así fueron anunciados poco apoco los nuevos monstruos. También tuvimos una beta y nos reunimos para pelear una vez más. Otra vez nos dejaron probar suerte contra el Insignia, esta vez el Velkhana, y ahora sí pude vencerlo con segundos de sobra. Aquí jugué la historia junto a la orden y fue muy divertido. Pero me sentí mal la mayor parte del juego, sentí que algo me molestaba y algo me faltaba. Nunca llegué a sentirme cómodo con mi build.


Así empezaron a llegar las actualizaciones y nuevos monstruos. La primera bestia con colmillos en el nuevo mundo, El Rajang. Agresivo a otro nivel, rápido e inteligente para un monstruo, le tuve miedo por un tiempo.



Después recibimos una dupla. El Stygian Zinogre, la versión dragón del Dogo eléctrico. Buenas armas de dragón, una armadura con un toque nostálgico y claro que no podía faltar la guitarra eléctrica como Hunting Horn. Después el Safi’Jiva. La forma adulta del Xeno'Jiva. Nos entregó la mejor armadura del juego, difícil de completar, pero con muchas ventajas elementales. Sus armas también nos dejaron experimentar y cada una de ellas podía tener nuestro propio estilo. Aquí aprendimos de los dragones rojos y las teorías de su coexistencia con los dragones negros empezaron a volar.















Les siguió una nueva dupla. El Furious Rajang. Nos entregó equipo que iba para el ataque y el mejor cañón de munición Sticky. Un amigo logró hacerlo y usarlo de forma que noqueaba a los monstruos sin sudar. Después el Raging Brachydios, o Atómico para los amigos. Este cambió el meta de forma sin igual y por fin me sentí cómodo con un build, recuperé la confianza y las ganas de pelear.

El siguiente fue un Barioth más frío, Frostfang Barioth. Su armadura tenía un bonito toque que nos recordaba a la armadura de rango G de los juegos anteriores. Y el importante de esta cuarta actualización fue el Alatreon. El primer dragón negro en el nuevo mundo.


Antes, los dragones negros eran criaturas de leyenda, nadie que los hubiera visto había regresado. Capcom los mantuvo ocultos de toda promoción. Estaban en el juego y se les mencionaba con terror. Eran esos monstruos cuya existencia solo se conocía a través de las pláticas con otro cazador. Ninguno tenía un ícono in-game eran solo una incógnita. Hasta el promocional del quince aniversario donde mostraron a los cinco dragones y poco después el Alatreon aterrizó en el nuevo mundo.

Ahora anunciaron la quinta y última actualización. El dragón negro original está de regreso, El Fatalis.

Recordando todo lo que hemos pasado me doy cuenta de que no peleábamos por superar el siguiente reto, peleábamos en preparación para esto.

El Behemoth nos enseñó a ser un equipo, el Kulve nos entregó las mejores armas elementales, el Safi’Jiva nos dio la mejor armadura y nos dejó romper nuestro límite y el Alatreon nos enseñó a usar estas armas y a tener en cuenta el daño que vamos haciendo.














Ahora Iceborne está a un mes de cerrar su ciclo de vida y quiero agradecer a Capcom y en especial a todo el equipo de Monster Hunter, por crear un juego tan maravilloso y con un gran significado para mí. Todo lo hemos vivido en estos casi tres años no fue solo por diversión, estuvimos creando recuerdos que siempre nos acompañarán. No estoy triste por llegar al final, estoy feliz de haber acompañado a la quinta flota desde el principio.


Aún tenemos al Fatalis en el horizonte y una nueva generación de consolas a la vuelta de la esquina. Ansío ver las nuevas aventuras que podremos vivir al lado de nuestro cazador.

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